Al iniciar este humilde espacio para intentar estimular el dialogo, sabíamos que era algo tan pequeño que quizás no podría influir en nadie y aparentemente fue así. No se entendió, se polemizó, se cicunscribió a un grupo etc, evidentemente no se entendió. Está bien, era de suponerlo que con nuestras débiles fuerzas no podíamos, pero he aquí y esto es lo que nos maravilla, Dios entendió la inquietud que nos dolía y obró Él. No con nosotros, no vaya a ser que nos creamos que fuimos autores de un cambio.
Pero lo hizo en los lugares mas lejanos e insólitos. Los que hayan leído, noticias, documentos civiles y eclesiásticos, han podido darse cuenta, cuánto se llama al dialogo y cuánto la gente lo pide y lo necesita.
Ahora sí que se extenderá por el mundo, nosotros sólo nos sumamos a los muchos que quizás pedían lo mismo.
Alabado sea nuestro Dios, que nos quita los laureles
y nos regala los olivares por amor.
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