Me ha pasado en mi vida que dialogar a fondo entre colegas me ha resultado bien escaso. No así tener un diálogo superficial, de esos he tenido muchos.
Pero es exquisito tener un diálogo con otro sacerdote que sea profundamente espiritual. Hablar de Dios. Hablar del Espíritu. Compartir experiencias, buenas y malas, límites y gracias, deseos y desilusiones.
Se me ha dado muy pocas veces, pero cada vez que se me ha dado, me ha servido de mucha fuerza para seguir andando.
Mi camino espiritual quizá no sea el de otros, y por eso el diálogo no sea tan fácil de lograr.
O no ha habido confianza.
O las cosas pasaron por la falta de experiencia. O por reducir todo al entendimiento intelectual.
O quizá por no animarnos a dejarnos ver por el otro.
O no sé.
Ruego a Dios que nos impulse al diálogo a nivel profundo entre los sacerdotes, para que maduremos en nuestra relación con Dios, en nuestra comunión eclesial, y en nuestro servicio ministerial.
Pero es exquisito tener un diálogo con otro sacerdote que sea profundamente espiritual. Hablar de Dios. Hablar del Espíritu. Compartir experiencias, buenas y malas, límites y gracias, deseos y desilusiones.
Se me ha dado muy pocas veces, pero cada vez que se me ha dado, me ha servido de mucha fuerza para seguir andando.
Mi camino espiritual quizá no sea el de otros, y por eso el diálogo no sea tan fácil de lograr.
O no ha habido confianza.
O las cosas pasaron por la falta de experiencia. O por reducir todo al entendimiento intelectual.
O quizá por no animarnos a dejarnos ver por el otro.
O no sé.
Ruego a Dios que nos impulse al diálogo a nivel profundo entre los sacerdotes, para que maduremos en nuestra relación con Dios, en nuestra comunión eclesial, y en nuestro servicio ministerial.