miércoles, 7 de enero de 2009

5) Pasé por varias etapas en mi aprendizaje de vivir.


Pasé por varias etapas en mi aprendizaje de vivir.
De niña toda palabra de mis padres era palabra santa.
Luego empecé a leer y si bien contrastaba esto con lo de mis padres, no tenía suficiente capacidad para discernir la verdad sencilla e incuestionable donde estaba.
Pasé luego por una etapa de reglas que parecían un edificio complicado hecho de todos los retazos leídos, oidos y recibidos en mi vida, todos juntos, era un matete, un lío, una madeja enredada, peor: muchos hilos sueltos enredados.
Luego empecé a buscar dentro mío, a tirar cada hilo que no servía, cada mentira o medioverdad que no era la Verdad que Jesús me propone. Saqué de mi vida esas cosas que me hacían sentir valiosa porque hacía muchas cosas, o porque era inteligente, o porque me decían que era bonita, o porque me amaban.
Todas eran palabras que en algún momento no alcanzaban, no me decían la verdad completa.
Durante varios años fui trabajando ese diálogo interior, todavía sigo haciéndolo.
Todavía me cuestiono.
Quien seas que me estás leyendo te invito: no te quedes, avanza, crece, busca en tu interior y cuestionate a tí mismo.
Verás que en lo profundo de tu ser, en tu propia vida encontrarás una sabiduría sencilla, sin frases hechas ni dichas por otros.
Serán palabras salidas de tu corazón que tocarán los corazones de los otros.
Serán palabras verdaderamente tuyas.