lunes, 16 de noviembre de 2009

Acerca de una muerte prematura... II

Es desconcertante cómo reacciona la gente que se entera de un suicidio, incluso los que conocieron al suicida. Surgen todo tipo de opiniones, a favor en la comprensión, la pena, etc. Y en contra expresando bronca, resentimiento, echándole culpas, etc. También hay opiniones cercanas a la indiferencia, o cercanas también al juicio, y a la búsqueda de algún culpable.
Pero ante un hecho de tal magnitud, donde alguien como esta chica que se mató, a pesar de que lo anunció muchas veces, escribió cartas, habló con personas, y que se le aconsejó que no lo hiciera, que se la ayudó como ella dejó que se le ayudara y hasta donde ella aceptó, ante tal hecho lo que más cabe, a mi parecer, es el silencio, un respetuoso silencio, un meditativo silencio, un orante silencio, un misericordioso silencio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Opino que esas actitudes de juzgamientos, justificaciones o críticas de las acciones de la persona que se suicida son formas de evadirse.
En lugar de hacer silencio para comprender el mensaje que tiene que Dios permita que la libertad del hombre llegue hasta ese punto, hacemos ruido de palabras para no oirlo.
Y nos quedamos tranquilos,pensamos que ya juzgamos, y que eso es lo que Dios nos pide, y sólo Él juzga porque Él conoce el interior de cada persona y es el único que puede juzgarla con justicia.
Creo que meditar sobre nuestras propias actitudes en esos y otros momentos impactantes de nuestra vida nos ayudará a crecer en nuestra propia forma de vivir nuestra fe.

Comunidad Calasancia de los Doce Apóstoles dijo...

Hace casi dos meses de la partida de esta niña. Ya casi nadie la menciona.
Su vida pasó y fue producto del mundo en el que vivimos, ¿qué podemos juzgar?. Mejor es preguntarnos, qué aprendimos. Ella fue víctima y llegamos tarde, ya no pudimos ayudarle. Pero su vida no fue estéril, nos enseñó mucho, fundamentalmente a abrir nuestros ojos y mirar con amor a los demás y juzgar muchísimo menos o mejor nada.
Dios se ocupó de ella y permitió que la convencieramos que no lo hiciera un año atras y eso sirvió para aclarar cosas dentro de ella y recuperar afectos, dar y recibir perdón, ser internamente libre.
No eligió el camino correcto, pero lo hizo ya sin odios ni rencores, gracias a Dios que nos permitió acompañarla en ese camino de un año. Hoy la lloramos, pero creo que ya no podremos pasar indiferentes frente a un joven que no responde a nuestros Patrones de Buena gente. Ahora, creo que pudimos aprender que detras de cada persona y de cada comportamiento siempre hay una historia de vida. Dios eso lo sabe y Dios es seguro quien la recibió.
Vale que nos cuestionemos muchas cosas, gracias