sábado, 28 de marzo de 2009

UN REMO QUE IMPULSE, FAVORECE EL BUEN NAVEGAR..

Como el pequeño bote a la deriva en un río solitario, a merced del viento que mueva las ondas del agua para seguir avanzando,...así se sienten las personas, creo yo, cuando en medio de la inundación del mundo, nadie le presta el remo de una gota de confianza, un gramo de valoración, una milésima de amor en acción, una pisca de paciencia y por lo menos un kilogramo de atención y de escucha.
Sólo un remo basta para generar esperanza...dos quizás despierten ganas de abrir los ojos del alma...tres seguramente ayudarán a ponerse de pie y otro y otro y otro,
¿qué podrán ayudar a generar en el otro?
Si lo pienso así, en una simple comparación, me ilusiona y me asusta.
Me ilusiona por la enorme incidencia que puede tener el ver al otro y dialogar con el otro.
Me asusta por la enorme responsabilidad no asumida frente al otro y los enormes daños por omisión que puedo haber hecho o llegar a hacer.
Me han alcanzado un remo...
qué generoso, me han regresado la esperanza de que, sí se puede, gracias, alguien entró en dialogo conmigo, alguien que no me palmeó el hombro, más bien me puso en un compromiso.
¡Gracias! ... también me habló del exceso de ruidos y eso me cuestiona o me aclara en realidad lo que me inquieta.
Sí , porque dialogar no es contestar y hacer preguntas, para mi dialogar es asumir un silencio que nos involucra y me permite adentrarme en el otro para recibirlo, entenderlo, contenerlo , corregir si es necesario y sobre todo amarlo; a su vez en ese mismo silencio poder sentirme recibido, valorado, respetado y amado no consensuado.
Consensuar, para mi no es dialogar, es acordar, es ceder para acortar distancias, es llegar a un tercer modelo que aceptamos, pero generalmente no coincide con los que consensúan, luego no los modifica en sí mismos, no les otorga vivencias , sólo acuerdos, y la vida se vive, no se acuerda.
Por ello para dialogar, no es necesario saber mucho es necesario ser más, vivir con intensidad el valor de la vida y sus consecuencias, sus situaciones, sus tiempos , sus épocas etc....
JESÚS TU TIENES LA PALABRA

5 comentarios:

miriam dijo...

creo que todos necesitamos "remos" que nos ayuden a caminar por esta vida.
puede llamarlo "remo para navegar por este rio solitario de aguas turbulentas". o visualizarlo de otra manera.

yo, en alguna ocasion, me he expresado viendolo como un " abrazo solidario", o un "mimo al alma".
en definitiva, es ver en mi hermano que le intereso, que se preocupa por mí, que me "pone el hombro", que me contiene, que me "pone la oreja" para escucharme con real interés.

TODOS necesitamos eso en algunos momentos de nuestras vidas, pero, que importante es que seamos capaces de darselo al otro tambien!
creo que todos debemos DAR y RECIBIR ayuda, contención, amor. así funciona la verdadera vida cristiana!( o al menos, así debería funcionar).

cuando pocos son los que DAN y muchos son los que PIDEN es que algo no anda bien.no vivimos como verdaderos cristianos.

SEAMOS REMO, SEAMOS ABRAZO, SEAMOS OREJA,
MIREMOS al otro, y cuando lo miremos VEAMOSLO!!!

muchas, muchisimas veces en mi vida pedí remos, otras tantas presté remos.

creo en esta forma cristiana de vivir: remando y pidiendo al Señor que amanse las aguas, y que nos de fortaleza suficiente para remar y seguir avanzando hacia Él.

Dios los bendiga siempre.

Anónimo dijo...

¡Qué lindos tus pensamientos! Sobre todo lo que el diálogo es asumir el silencio que nos involucra a todos cuando estamos frente a otro.
Realmente es así, porque cuando estamos abiertos a otro de verdad, parece que los ruidos comienzan a callar, porque nos enfocamos en el otro, para oírlo sólo a él.
Me gusta mucho esto. Gracias.

Anónimo dijo...

Es verdad que todos necesitamos del otro, pero mientras me pienso y me digo que yo necesito me desenfoco del otro y eso siento que no permite vivir la experiencia de amor que Dios me pide o mejor dicho que imprimió en mi interior y que me toca hacerla real.
Me cuestiona también lo del silencio y me pregunto ¿yo hago silencio frente al otro para que me hable o yo pueda hablarle?...pero ¿qué pasa si yo hago silencio interior para escuchar y el otro no lo hace para escucharse y para escucharme a mi?...más preguntas me quedan flotando, pero es bueno que me las pregunte sinceramente a mí, si de verdad quiero avanzar...

miriam dijo...

respeto a la persona que mira al otro sin mirarse él.
que ayuda al otro sin detenerse a ver como está él.
yo pienso, humildemente lo digo, pero es mi sincera opinión, que para poder DAR, tenemos que tener QUÉ DAR, y por ende, cuanto mejor estemos nosotros, cuanto mas fuerte y sereno esté nuestro corazón, mas tendremos para DAR.
quizá haya otras personas que están mucho mas maduras que yo , mucho mas adelantadas en este camino del Señor, y no necesiten sentirse bien y sereno de corazón para poder ayudar a otros.
yo siento que cuanto mejor estoy en la fe, mas puedo brindar a mis hermanos.
dichoso el que nunca necesita pedir un remo!!!! yo estoy muy lejos de ello.
pero están los que necesitan pedir el remo y no pueden, no se atreven a pedirlo. esos tambien necesitan nuestra ayuda.

bueno. quizá no haya UNA FORMA de ayudar. hay muchas. cada uno de nosotros debe encontrar la suya. lo importante es AYUDAR, TENDER EL REMO, PONER LA OREJA.
Dios nos dé a todos la capacidad de encontrar cómo, y hacerlo.

Anónimo dijo...

Me gusta esta figura del remo.
El remo no es un motor continuo, tiene un ritmo que le marca quien lo maneja.
Quisiera tener la humildad del remo que se deja manejar por quien vé más allá, por quien conoce y vé el camino, por quien sabe dirigir el bote en el rumbo correcto.
Tener la humildad de esperar calladamente que sea el tiempo de de entrar al agua.
Tener la fuerza y constancia para clavarme hondo y profundo, sin miedo, confiando en aquel que me usa de instrumento.
Tener la humildad del remo que sabe que sólo, sin guía, sería una tabla inútil, que ayuda si es dócil, si permite y acompaña la dirección de marcha al ritmo con los otros remos.
Pongo Señor mi remo a tu servicio para ir a donde mandes, para ayudar a quien Tú quieras, para aprender a moverme en silencio, en obediencia, porque lo que importa es hacer Tu Voluntad.
Acepto los ritmos de quietud y escucha, de profundidad y fuerza, de avance con suavidad y cuidado , de persistencia en el esfuerzo.
Quiero ser un remo que ayude, que viva sirviendo, llevando Tu presencia a través de mi vida, que viviendo, amando, aceptando al otro pueda ser tu sencillo instrumento.